Pueden manifestarse ocasionalmente (cuando se come más de lo normal o en una comida de trabajo especialmente estresante) o ser una constante en nuestra vida. Independientemente de la frecuencia con la que se manifiestan, los síntomas varían en función del tipo de dispepsia que padecemos. A menudo se oye hablar de dispepsia nerviosa, o de otros tipos, pero en realidad los tipos de dispepsia reconocidos clínicamente son dos:

• EPS (Epigastric Pain Syndrome, es decir, Síndrome de Dolor Epigástrico). Se caracteriza por la presencia de dolor epigástrico y/o ardor en la «boca del estómago» y detrás del esternón (pirosis), que puede manifestarse tanto en ayunas como después de las comidas.
• PDS (Postprandial Distress Syndrome, es decir, Síndrome de Distrés Posprandial). Los síntomas son: sensación de plenitud, pesadez y saciedad precoz, como si la permanencia de la comida en el estómago se prolongase demasiado. Se puede manifestar también con hinchazón en la parte alta del abdomen, náusea o eructación.

Estos síntomas pueden condicionar nuestra vida cotidiana: tenderemos a comer poco y solo algunos alimentos, a rechazar las invitaciones a comer o a cenar, no nos sentiremos libres de comer lo que queremos y la sensación de hinchazón y pesadez podrán hacer que nos sintamos incómodos y que acabemos un día espléndido con «un sabor amargo en la boca».