Home / Dolor de barriga / Reflujo gastroesofágico: síntomas, causas y remedios
Uno de los problemas de estómago más comunes es el reflujo gastroesofágico. El reflujo se produce cuando los jugos gástricos suben al esófago causando síntomas como ardor de estómago, regurgitación ácida e irritación. El reflujo suele presentarse después de las comidas o en el momento de acostarse. De hecho, en este tipo de problema la alimentación desempeña un papel decisivo. A menudo, cuando mejoramos nuestras costumbres alimentarias conseguimos resolver también los problemas de reflujo gastroesofágico. Pero intentemos comprender mejor qué entendemos por reflujo, cómo afrontarlo y qué alimentos evitar.
Por reflujo gastroesofágico se entiende una subida del contenido gástrico del estómago al esófago. Con la comida suben también los jugos gástricos, que son particularmente ácidos. Estos pueden entrar en contacto con la mucosa del esófago irritándola y provocando distintos síntomas.
La subida del contenido gástrico se produce a través de una especie de anillo elástico que se encuentra entre el estómago y el esófago: el esfínter esofágico inferior. En condiciones normales el esfínter permite que la comida pase del esófago al estómago y se cierra después, ejerciendo una presión que impide que el contenido del estómago suba de nuevo. Cuando la presión del estómago aumenta y la del esófago disminuye, se pierde este mecanismo de protección. Y es en estos casos cuando se produce el reflujo.
El paso del contenido del estómago hacia el esófago tiene lugar fisiológicamente durante el día, en particular después de las comidas. No obstante, al superar un umbral determinado esta condición puede evolucionar hacia la «enfermedad por reflujo gastroesofágico», por lo que puede ser fundamental detectar la presencia de posibles señales para intervenir rápidamente. Por ejemplo, el problema de reflujo puede estar relacionado con: ardor de estómago, regurgitación ácida, dolor torácico, dificultad de deglución. También se pueden presentar síntomas «atípicos», como la tos crónica o la ronquera. Cuando estos síntomas se manifiestan sin una causa aparente es útil prestar atención, dado que pueden estar correlacionados con el reflujo gastroesofágico. En general, si se padece este tipo de problemas es conveniente consultar siempre a un médico para evaluarlos con precisión y obtener un diagnóstico definitivo.
Ardor de estómago: una sensación de ardor o dolor que se extiende desde la parte superior del abdomen hasta el pecho.
Sensación de acidez: el contenido ácido del estómago y la comida no digerida pueden subir por el esófago y ascender hasta la garganta y la boca.
Dolor torácico: un dolor o una sensación de opresión en el tórax, que a menudo puede confundirse con un ataque de corazón.
Dificultad para tragar: sensación de nudo en la garganta o dificultad para tragar alimentos sólidos o líquidos.
Tos crónica o ronquera: ascendiendo más allá del esófago, el reflujo ácido puede llegar a la garganta e irritar las mucosas y las cuerdas vocales causando tos o ronquera persistente.
Si tenemos que afrontar síntomas relacionados con el reflujo gastroesofágico a menudo, puede ser muy importante prestar atención a lo que comemos. Por ejemplo, en la dieta no deberían faltar nunca:
Por el contrario, quien sufre de reflujo debería intentar reducir y en algunos casos descartar de su alimentación:
En caso de reflujo puede ser importante prestar atención a nuestras costumbres, intentando seguir un estilo de vida sano.